La pasión se comparte, o eso debió de pensar aquel marinero que paseaba por Times Square tras el final de la II Guerra Mundial. O tal vez hizo más caso al refranero: » Quien no tuviese quehacer, arme navío o tome mujer». Queda bien clara la elección de este marinero…
Aprovecho este 14 de Febrero, que casi todo el mundo hace una oda al amor, para desvelar mi gran pasión: el mar. He decido hacer de Celestina y le he presentado a mi otra pasión, la pintura. Entre ambas parece que hay química y puede ser el comienzo de una bonita historia de amor.
He estado – y continúo – preparando mi web. Espero que os guste y disfruteis navegando por el blog, descubriendo otros mundos artísticos, lo que tengo por la mesa de trabajo y en la morada.
Doy las gracias a mi farero particular, que me guía y termino liándolo en todas mis aventuras marineras (un farero es incapaz de no prestar ayuda a una barquita que merodea por sus costas). Me embarco en un nuevo proyecto. Os invito a subir a bordo y así compartamos esta nueva pasión, en el derrotero no faltará ni mar ni color.